Me parece estar viéndola mientras escribo, verla llegar arrastrando su sonrisa de cuadra y media, al tiempo que escucho a sus espaldas el verbo trivial que le arrancaba al más tímido.
Llegue!!! decía cintura en mano y compás a lo top model, pilla, de mediana estatura y con eterna paciencia, (de la que solo disfrutamos Léster el amor de su vida y yo) fue y es mi amiga como ninguna, solo le faltó ir a la luna digo, si es que no está allá. No le veo desde 2008, pese a no ser hija de Yemayá le confió sin reservas su destino al mar, nada, en buen cubano como hablaba y era ella, se fue a pescar sin pitas y hasta el sol de hoy.
Pero no es para hablar de la Ley de Ajuste Cubano, ni de pies secos o mojados que vine a este banco del parque, aunque si de pies se trata los de ella eran bien ligeros; !Se tragó un trompo con cabuya y todo! Decía Jesús el hijo del chofer del camello, y para quien su única noche buena sería con ella.
Tenemos mucho en común y aunque me regaló la amistad más bella que he tenido, nunca pude lograr hacerla seguidora de los Industriales, prometió una vez hacer algunas concesiones con determinados atletas, a los que examinaría minuciosamente sobre todo en su físico. !Es todo lo que puedo hacer por tí, si al final tu ni estás en ese equipo, ¿Para qué tanto lío?
Una mujer en toda la extensión de la palabra, aunque ser valiente, justa, decidida, fuerte y muy solidaria, motivó a algunos a expresar: !Esa muchachita es un hombre!, quizá encontrando en ella las características del varoncito que no eran capaces de forjar. Como buena amiga guarda mis secretos, donde quiera que esté, probablemente mejor que yo, y sin dudar me dio buenos cocotazos cuando metí la pata y súbitamente encarnó a la más enérgica versión de mi progenitora.
Experta en saber qué hacer a cada instante, no la recuerdo indecisa, si sacándome de buenos enredos, como me tocó en varias ocasiones tras sus locuras sabatinonocturnas de alquiler.
Recuerdo cuando la empujé y le halé el pelo cual pérfida infiel, en el papel de marido celoso, solo para sacarla de entre dos tipos que: « Me invitaron a algunas cervezas y ahora parece que quieren cobrar» jajajaja, me dijo como si fuese fácil ir y llevarme de la mesa a una mujer como ella entre dos hombres sedientos y hambrientos, pero nada !Que no haría por ella!
Eso fue en Rumbos, la disco de calle 39, si, ella era para la Isla como la calle 39, para los que no conocen la Isla, esta singular avenida es como la más italiana de Roma, para los que nunca han estado en la bota de europa les digo que es como la mímísma muralla china, a aquellos que aún no visitan la tierra de ojos rasgados, puedo asegurarles que tiene similitud con el Kremlim rudo y ya no ta rojo de los rusos, y en caso de que ninguna de estas comparaciones le sea suficiente, abandone la lectura, no escribo para extraterrestres.
Rara, eso si, rara como una flor exótica, amante de la literatura clásica, la cerveza Cristal y los mariscos, llevaba como única prenda una cadena con la efigie de la Reina Isabel como amuleto. Mucho compartimos juntos, problemas, travesuras, alegrías, tristezas, dinero, insatisfacciones, y el único pan con croqueta que pudimos comprar en la playa Bibijagua, cuando se me perdió la cartera en aquel verano loco del 98.
Nos conocíamos de memoria, con ella aprendí un mundo sobre el complicado universo femenino, era como un manual, un libro de consultas del cual seguí cada consejo cual soldad inmortal, sin derramar nunca una gota de arrepentimiento.
Gatear por las paredes, escalar y descender peldaños en la torre infinita del placer, era su especialidad en el sexo, descubrir los secretos tatuados en la escultura disfrazada con mezclillas y otras fibras moldeadas a su antojo, era para muchos un sorbo de agua en la extenuante batalla por poseerla, era tan fácil rondar su cintura,a penas dos brazos bastaban, que nadie entendía porque se hacía tan difícil merecer al menos rozarla.
Solía sentarse en el centro de su cuarto, en el suelo, en ropa interior, desde allí miraba a cada rincón,, veía su vida con más de una mirada y observaba a todos a la misma distancia.
Costumbres extrañas como ella misma, así sentía placer con golpes secos en sus costillas, mientras un gladiador la hacía suya siempre desde el sur del campo de batalla, «no me duele, esos golpes son en la costilla que se quitó el hombre para hacerme tal cual soy» eres tremenda!!!.
Tomaba el sexo por los cuernos en cualquier lugar, sé que abrazó unos cuantos orgasmos entre percheros, jeans y perfumería, que interpretó intensos stipers oliendo a sazón completo, que era sencillamente única.
Sé que no le molestará ver parte de sus secretos aquí, quizá nunca pueda leer este post, de alguna manera esto es para que sepa que la quiero mucho, que la extraño aún más y que es parte de mi sin mucho escándalo, solo así, viéndola con esa linda sonrisa de cuadra y media, esa que arrastra y arranca el verbo trivial del más tímido, mientras escribo.